miércoles, 30 de abril de 2008

7 VÍRGENES (de Alberto Rodríguez)

Si os digo la verdad… me esperaba más de esta película. Tenía puesta en ella grandes esperanzas de encontrarme una película fresca y diferente a todo lo visto hasta ahora. Es decir, una película que hubiera tratado el tema del mundo de los adolescentes pero desde un punto de vista diferente, de una manera más ágil y fresca.

Me esperaba haberme encontrado un Historias del Kronen del nuevo milenio, que hubiera versado sobre las vivencias y desventuras de los adolescentes en su hábitat, en su barrio… pero contado de una forma diferente, aportando algo novedoso e innovador.
Y la realidad es que 7 Vírgenes no lo consigue, es decir, no deja de ser otro Barrio pero con una mayor dosis de violencia entre bandas callejeras.

Eso sí, algo que me gusta mucho de esta película es la frescura y naturalidad que tienen todos sus actores en sus interpretaciones ya que, excepto Juan José Ballesta, la película contó con actores sacados directamente “de la calle” con el fin de conseguir transmitir un mayor realismo y cercanía a la historia. Como dice su director, Alberto Rodríguez “Para darle verdad a la historia, actores y lugares tenían que ser lo más reales posible. Los barrios donde rodamos son decorados naturales y la mayoría de los actores provenían de un casting realizado por los institutos de estos barrios". Fue todo un acierto contar con estos jóvenes actores debutantes para conseguir la frescura y realismo que tiene el film.

En relación a los barrios a los que hace mención Alberto, éstos son unos barrios obreros y marginales de Sevilla, (Pino Montano y Polígono San Pablo), caracterizados por su alto índice de criminalidad juvenil, pobreza y drogadicción (según se dice en esta página web)

La película resulta excesivamente realista y dura en algunas de sus escenas, como es, por ejemplo, la que tiene lugar en una pelea callejera entre dos bandas… Los golpes, puñetazos y patadas que se dan duelen al propio espectador. Muy realista y brutal, quizás… demasiado.

La historia que se nos cuenta son 48 horas (como la famosa peli americana) pero en la vida de un adolescente llamado Tano (Juan José Ballesta), que cumple condena en un reformatorio y recibe un permiso especial de 48 horas para que pueda asistir a la boda de su hermano Santacana (Vicente Romero). Durante estas 48 horas “intensas” (porque si veis la película parecen semanas o meses más que dos días), Tano se reencuentra con su mejor amigo, Richi (Jesús Carroza), y juntos intentan aprovechar estas horas de libertad lo mejor posible, sin límite alguno.

Esta sensación de libertad que durante unas horas disfruta Tano, es lo que más me gusta de la película. Es una oda a la libertad, a la vida, a la amistad, a la diversión… el problema es que nuestro protagonista no siempre aprovecha esta libertad respetando a los demás…

Esta película es también un homenaje a la fuerza e intensidad vital que conlleva la adolescencia. Ésta es una etapa de la vida en la que se hacen cosas que años después, cuando miramos atrás… nos parecen imposibles (e incluso impensables) haberlas hecho. Pero cuando se es adolescente no se miden las consecuencias de nuestras acciones, se hacen y punto. No se meditan ni se piensan tanto nuestros actos…se actúa directamente. Hay un mayor impulso natural y decisión en hacer las cosas sin que exista ninguna barrera que nos lo impida hacer. Existe una mayor de sensación de riesgo, de valentía. No hay cabida alguno para los miedos ni para las dudas (éstas llegan después todas de golpe según se va alcanzando la madurez)

Estas horas de libre albedrío le sirven también a Tano para reencontrarse con todos sus referentes vitales, es decir, con su gente, con su barrio, con su familia, con su amor… y sobre todo para reencontrarse con su gran amigo del alma, el Richi.

Si me preguntáseis sobre qué tema principalmente trata esta película, os diría sin ninguna duda que sobre la AMISTAD, pero de la amistad más pura y sincera, la amistad que se experimenta con una mayor intensidad y sinceridad en los años adolescentes. Durante estos años adolescentes quién no ha hecho cualquier cosa por los amigos. Luego, con el paso de los años esta intensidad se va difuminando levemente en las personas y pasamos a dar más importancia a otros valores nuevos que nos van surgiendo en la vida (hijos, sobrinos…) No es que dejemos de lado a nuestras amistades, pero lo cierto es que esa intensidad y pureza que mostramos años atrás con nuestras amistades va perdiendo fuerza… y gas. Pues estos lazos tan fuertes de amistad son los que tienen Tato y Richi, nuestros dos protagonistas de esta película.

Sobre la interpretación de Juan Ballesta (Tano), qué decir… Pues sobre todo que es un actor que en cada película nos demuestra que es mejor actor y que empieza a tener una filmografía a sus espaldas muy respetable. Eso sí, su personaje de Tano en 7 Vírgenes le va como anillo al dedo, es un papel pensado y diseñado para él. Cierto es que Juan comienza a estar un poco cansado de este encasillamiento de “chico de barrio”, como le he oído decir en alguna entrevista reciente.

Respecto al actor debutante, Jesús Carroza, que interpreta con soberbia y carácter al "Richi", amigo de Tano, comentar que gracias a este papel fue premiado como Goya Mejor actor revelación. Yo no quiero quitarle ningún mérito a su excelente interpretación (repleta de entusiasmo y coraje), pero sí es cierto que yo no le hubiera dado el Goya tan prematuramente porque pienso que para ello hay que ganárselo con alguna interpretación más, no con su primera película (aunque el premio sea para el actor revelación)… Pero respeto la decisión de la Academia, por supuesto, (y mis disculpas a su club de fans)

El director de la cinta, Alberto Rodríguez, tiene el merito de haber conseguido una película con un ritmo ágil y frenético. Me gusta bastante la técnica que empleó en algunas de las escenas de la película porque en ellas da más peso e importancia a los silencios, a los gestos, a las miradas de los actores que a sus propios diálogos (que en la mayoría de los casos carecen de importancia por su carácter esencialmente coloquial)

Sin embargo, como he empezado diciendo, 7 Vírgenes, a pesar de contar con una buena dirección, con unas interpretaciones llenas de frescura y con una buena dosis de acción y realismo, sin embargo, no consigue aportar nada nuevo al panorama cinematográfico español. Además, en mi opinión, no cuenta con un guión potente y bien estructurado, y esto se traduce en que después de verla, queda un sabor agridulce que no acaba de convencer.

Quiero finalizar esta entrada con la letra de una canción creada especialmente para la película. Pocas veces he visto que una canción refleje tan fielmente lo que es la película. La canción, incluída evidentemente en la película, se llama 7 Vírgenes, es del cantante Haze, aquí podéis ver su video musical y la letra es la siguiente:

Ya estas en la calle, el barrio te xana, miras pa'atras
imaginas el reformatorio en llamas, ¡a chuparla!
SDS, litrona en mano y una moto reventa
Levántala, Richi, vamo a pegarno una kija
E o no, maridia? De campaneo x el barrio
Seguramente me eche de menos el comisario
Un semáforo, ventana abierta, bolso, tentación
Que tan solo quedo en simple intención Santacana se casa,
se amarra hasta el fin de sus días
el sabrá, vaya pasada, Tano, quien lo diría
En el centro, como lo llevas, hermano?
Lo mejor, ir a tu bola y ser invisible pa los malos
Sigue la historia, un centro comercial, el Richi se pone a zirlar
Siempre esta igual, no va a cambiar
Me van a enmarronar por culpa tuya! por una mierda de cartera
No te enteras? No quiero na con patrullas
De vuelta pa casa un vecino para al Richi con un radio...

Para seguir leyendo la letra de esta canción… aquí ...

(...57,58, 59,60...)

Por cierto, para quién no la hayáis visto aún… ¿sabéis a qué se refiere el título de 7 Vírgenes?... pues nada, si lo queréis averiguar... a verla!

domingo, 27 de abril de 2008

OLIVER TWIST (de Roman Polanski)

No me preguntéis el por qué pero esta película, que tiene una realización impecable, una fotografía elegante y una puesta en escena fiel a su novela, se me hizo larga. Vamos, que me aburrí, tuve que mirar unas cuántas veces el reloj y esto, por supuesto, no es buena señal.

Y sigo sin saber el motivo de por qué se me hizo larga y algo "pesada" pero lo cierto es que esta película pierde interés e intensidad por algún lado.

Es posible que se eche de menos más fuerza interpretativa en algunos de sus personajes. O que a lo mejor algunas de sus escenas deberían haber ido acompañadas de una mayor acción y ritmo, es posible. No lo sé, pero por algún lado se desinfla el film y según va avanzando la película, más evidente es esta sensación.

Ahora bien, dicho esto, es justo RECONOCER a Oliver Twist que es una película agradable de ver y estéticamente muy bella (su ambientación me recordó a la de El Perfume, con calles humildes, grises, llenas de pobreza y miserias). No obstante, está dirigida por una de las personas que más saben de este oficio, Román Polanski.

De igual manera hay que reconocerla también que sus interpretaciones principales son buenas y están contenidas de sinceridad. Todas las interpretaciones de los niños son excelentes, llenas de transparencia y credibilidad. Entre ellos, destaca la del niño Artful Dodger, interpretado por Harry Eden, que ya demostró en la película Pure que su forma de afrontar sus papeles se asemeja más a la de un actor adulto y consagrado que a la de un niño. En mi entrada sobre la película Pure, ya comenté que es tal su solidez interpretativa en escena que su presencia me recuerda a Harvey Keitel (incluso físicamente)… y eso que estamos hablando de un niño!

Por otro lado el niño encargado de dar vida al papel de Oliver Twist es Barney Clark, que tiene una interpretación más discreta y humilde, pero impregnada con una gran dosis de naturalidad e inocencia.

Pero quién destaca sobre todos es la excelente interpretación que nos regala Ben Kingsley, con la fuerza y credibilidad de la que ya nos tiene acostumbrados en muchos de sus personajes que ha dado vida en su dilatada carrera cinematográfica. En esta ocasión, cambia tan radicalmente de registro que cuesta esfuerzo reconocerle detrás del personaje de Fagin, un viejo humilde y picaresco lleno de odio y ternura al mismo tiempo. Pero bajo esta espectacular caracterización se esconde todo un actor talentoso que nos deleitó con papeles magistrales en películas como en Gandhi, La lista de Schindler o la más reciente Casa de arena y niebla.

En Oliver Twist, el personaje de Ben Kingsley transmite rechazo a la vez que compasión. Es curioso observar lo que ocurre con este personaje. Tan pronto saca a relucir su enajenación y odio como un volcán en erupción como tan pronto pasa la tormenta y saca a relucir sus artes llenas de ternura y misterio hacia sus “chicos”.

Hay una escena al final del film, en la que Fagin (Ben Kingsley), encerrado en una oscura y desamparada celda, es visitado por Oliver Twist (Barney Clark) y Fagin le formula la siguiente interesante pregunta:

“Oliver, ¿Sabes cual es el pecado más grave del ser humano?”

“...la ingratitud”


Y si lo pensáis bien, puede que no le falte razón.

No sé, ya os digo, Oliver Twist tiene todos los ingredientes para ser una buena película, pero a mí… me aburrió. Algo falla en ella. No sé si vosotros la habéis visto o no… pero cuando la veáis, ya me diréis qué os pareció y si os ocurrió lo mismo que a mí... o no. Ya me contaréis.

martes, 22 de abril de 2008

LA VIDA DE NADIE (de Eduard Cortés)

Si tuviera que hacer una selección de las 100 mejores películas del cine español, incluiría sin ninguna duda a La vida de nadie entre ellas. Y si esta selección tuviera que ser más selecta (sólo las 10 mejores)… casi con toda seguridad que también la escogería.

Es una película con un gran guión y realización perfecta. Es una historia intensa, fascinante y además cuenta con unas interpretaciones magistrales. Contiene todos los ingredientes necesarios para ser una gran película: intriga, emoción… máxima tensión. Es genial.

Lo que ocurre es que hay películas que injustamente no disfrutan de la gloria popular que merecen. No tengo la menor duda que si esta película hubiese sido dirigida por un Director de reconocido prestigio de la talla de un Almodóvar o de un Amenábar… su reconocimiento hubiese sido diferente y posiblemente ahora estaría considerada una pequeña obra maestra. Seguro.

Eduard Cortés, Director de la película y coautor del excelente guión, ha hecho con su realización un ejemplo de cómo dirigir una buena película manteniendo un interés constante y continua expectación. Para ser su primera película como realizador, mejor no pudo debutar y así fue reconocido por la Academia que le nominó como Mejor Director Novel en los Goya 2003.

La vida de nadie es puro entretenimiento y emoción. Es una película con una realización inteligente que aguanta el ritmo y la tensión de su narración hasta el final.

En La vida de nadie, el espectador pasa por momentos de angustia, relajación, tensión, emoción y sobre todo... de vergüenza ajena observando la conducta de su protagonista, Emilio Barrero, interpretado con gran maestría por José Coronado.

La película, impregnada por una atmósfera embustera que lo cubre todo y donde conviven personajes alimentados por una gran mentira, es genial se mire por donde se mire. Es inteligente y astuta, a la par de cruel y dura. Cada escena gana en intriga y la tensión del espectador, que observa pasivamente el “gran teatro” montado por Emilio Barrero, va en in crescendo… hasta el infinito y mas allá.

Las sensaciones de emoción y nerviosismo que desprende el film se desatan sin límite alguno… y mientras, la trama va ganando con el paso del tiempo, como el buen vino.

Intriga, emoción, tensión que el director mantendrá hasta el último momento. El montaje es excelente, mantienen una conexión perfecta las imágenes con la historia, la intriga con la música…. al más puro estilo Hitchcock!!

José Coronado está que se sale en su papel. Sobresaliente, inmenso. Sobran las palabras. A Emilio Barrero sólo lo podía interpretar él con tanta naturalidad y credibilidad.

Adriana Ozores está igualmente magnífica. Su personaje de Agata se muestra inocente, risueña e ingenua gran parte de la película, con una sensación de felicidad plena reflejada en su mirada… Felicidad que se irá desdibujando y convirtiéndose en duda, angustia, odio, incredulidad, desconfianza, escepticismo... y desasosiego.

¿Y Marta Etura?... Está perfecta en su papel de Rosana, una agradable estudiante aspirante a becaria. Con una frescura casi de Lolita que requiere su personaje al comienzo de la película, pero que según va avanzando la historia vamos descubriendo un personaje lleno de sensatez y con la cabeza bien amueblada. Marta es una actriz que no se la puede denominar “joven promesa” porque ya nos ha deleitado con grandes interpretaciones en su más que destacable filmografía. Con toda seguridad que esta gran actriz nos seguirá regalando papeles de mucho talento.

Y un cuarto personaje clave para el desarrollo de la trama es el que interpreta Roberto Álvarez, que para no desentonar con el resto de sus compañeros de reparto, está igualmente a la altura interpretativa que demanda la calidad de la película. Creíble y muy natural en los registros que exige su personaje.

Para Eduard Cortés, director de esta pequeña joya del cine español, tuvo que ser toda una gozada poder contar con un reparto tan talentoso para su primera película.

La vida de nadie es un ejemplo de película redonda, casi perfecta. Cuenta con todos los elementos que debe de tener toda buena película que quiera provocar emoción, tensión e inquietud... Impecable.

Si ya la habéis visto, enhorabuena. Si aún no… ¿a qué estáis esperando?

jueves, 17 de abril de 2008

EL LÁPIZ DEL CARPINTERO (de Antón Reixa)

Santiago de Compostela, 1936, poco antes del Golpe de Estado.

Así comienza esta película triste, intensa y cargada de sentimientos agridulces. Una historia de amor en tiempos difíciles para poder amar. Tiempos donde el futuro de cada persona dependía del bando al que pertenecía, al republicano o al falangista.

Personas que eran privadas de su libertad en cárceles deprimentes sólo por sus ideas y pensamientos... y todo ello con la tensión añadida de tener que soportar frecuentemente “visitas inesperadas” para invitarles a “dar un paseo” sin retorno... un viaje del que no regresar nunca más.

Imaginaros la tensión con la que está empapada esta película que es la que se vivía en esas cárceles gobernadas por la sinrazón y en las que muchos presos eran fusilados de manera clandestina e indiscriminada en aterradoras decisiones aleatorias.

Hay una escena en la película que puede tener aparente gracia… pero es todo lo contrario, está cargada de mucha ironía y tristeza. Es la que le sucede a un alto cargo del Gobierno en la cárcel donde está apresado Daniel Da Barca (Tristán Ulloa), se le cae su arma al suelo… y Daniel, testigo de la escena y en presencia de otras personas le dice:

“se le ha caído el corazón al suelo”

… muy irónica la frase porque en esos años tan oscuros para España ése debía ser el corazón que tenía las gentes de aquella época porque sino no se puede comprender cómo se produjo tanto horror y crueldad (en ambos bandos) siendo todos como eran hermanos, vecinos y amigos de un mismo país. Esta escena es muy representativa de la gran dureza de esta película.

Otra escena bonita para recordar, reflejo de compañerismo y solidaridad, es la que tiene lugar en medio de la celebración de una misa en la cárcel… Todos los presos comienzan a toser a la vez (guiados por Daniel Da Barca). Muy curiosa de ver.

Y qué decir de la escena donde los presos hermanados, todos reunidos en el patio, cantan de forma unilateral y con fuerza:

“Fue como un sueño, fue como un sueño… que nunca existió”

... Pone los pelos de punta. Muy emotiva la escena. Es una película que habla de valores tan bellos como el compañerismo, la amistad y la nobleza.

Daniel Da Barca (Tristán Ulloa) joven médico e intelectual republicano, es el personaje central de la película. Arrestado y encarcelado al estallar la Guerra Civil por sus ideas republicanas, giran alrededor de él todos los personajes principales de la película (la admiración-odio hacia él de Herbal, el amor incondicional que le demuestra Marisa, el odio radical que le tiene Zalo…).

En aquellos años, pésimos para el desarrollo de la cultura y de la sabiduría de las personas, era mejor pasar desapercibido y no tener ideas propias. No destacar en nada. Y el personaje de Daniel Da Barca, persona culta y médico de profesión, se resistía a formar parte de esta masa compuesta de personas “corrientes” y sumisas. Daniel, además de ser una persona “adelantada” a sus tiempos (en mítines se atreve a comenzar a defender los derechos de la mujer) es una persona fiel a sus ideas y creencias y será constante en preservarlas a lo largo de su vida.

Además, tiene un lado humano muy desarrollado de compañerismo y solidaridad con la gente que le rodea. Dispuesto siempre a ayudar, hace siempre todo lo que esté de su mano para intentar que la privación de libertad de sus compañeros de prisión sea más llevadera y menos dura de soportar. Hay una escena muy representativa que lo confirma y tiene lugar en el transcurso de una comida de la cárcel donde a uno de los presos le hace cerrar los ojos y con sus sutiles palabras le recita un menú exquisito consiguiendo evadir la mente de los presos presentes hacia placeres no imaginados. Durante unos minutos consiguió que sus mentes dejaran de estar recluidas y volaran hacia la libertad y la exquisitez de un buen menú culinario. Este compromiso y afán por ayudar a los demás le hacen popular entre sus compañeros.

La historia llega a su punto más crítico e intenso cuando Daniel Da Barca (Tristán Ulloa), entre rejas, dice estas duras palabras a su amada Marisa Mallo (María Adánez):

“No me gusta verte en estas cuatro paredes. Tengo bastante con ser un preso… no quiero ser también un carcelario. No quiero que vuelvas por aquí, ¿me harás ese favor?”. Marisa, no me escribas, no me visites, No quiero que vuelvas a entrar en una cárcel por mí. No sé cuánto tiempo seguiré aquí. Lo único que puede ayudarme aquí dentro es saber qué tú eres libre… y no lo serás mientras me sigas esperando. Esta va a ser la última vez que nos veamos. Por favor, vete y no vuelvas”

María Adánez, en su papel de hija de un oportunista reaccionario, está como siempre, muy convincente en su interpretación. María pone siempre mucho entusiasmo y realismo a sus personajes. Te olvidas de que está interpretando, es muy natural en sus registros interpretativos. Muy convincente y buena actriz. Su personaje, Marisa, lucha contra la intolerancia de su padre e intenta desesperadamente que su novio recupere la libertad.

El personaje de Luis Tósar, Herbal, una vez más con un papel que le va como anillo al dedo, es decir, un personaje oscuro, atormentado y con problemas. Luis hace una muy buena interpretación de un personaje confuso y complicado, con un conflicto interno de sentimientos. Su persone no es claro, no es transparente… ni incluso para saber su opinión verdadera sobre Daniel Da Barca… no se sebe si le admira, le envidia o le odia.

En su personaje se entremezclan distintos sentimientos, el odio con la pasión, la admiración con los celos y la obligación con la obsesión. Lo que da a entender a la gente es odio hacia Daniel Da Barca, pero en el fondo lo que esconde es una gran admiración y fascinación hacia su sabiduría, hacia su valentía … En el fondo es un gran insatisfecho fascinado por los conocimientos de Daniel, la belleza de Marisa y el amor que existe entre ambos... Admira lo que él nunca va a poder tener ni alcanzar.

Pero la interpretación que más me impresionó fue la que protagoniza Nancho Novo. El suyo es un papel secundario pero de los buenos, de los “secundarios” intensos y con peso que de vez en cuando nos regala el cine. Encarna a un personaje falangista con muy mal carácter. Un personaje con mucho odio y resentimiento interno… Su personaje, Zalo, interviene en varias duras escenas donde acongoja y a la vez sorprende al espectador por su dureza y gran fuerza que desprende, destacando su primera aparición en una taberna donde irrumpe bruscamente con malas formas una comida en la que se encontraban almorzando su mujer Beatriz (María Pujalte) con su cuñado (Luis Tosar). Y una segunda escena impactante a destacar es en la que protagoniza uno de los fusilamientos “libres” que se daban por aquellos años en algún descampado perdido de forma clandestina. Interpretación de carácter la de Nancho.

¿La sorpresa agradable de esta película?, sin duda la sencillez interpretativa de Anne Igartiburu. Aparece tímidamente al comienzo de la película (casi más como un cameo que como un personaje) dando vida a la Madre Izarne. Pero según va avanzando la película su personaje va adoptando tal importancia que acabará siendo un personaje de importante carisma para el desarrollo de la narración de los hechos. Anne, para ser “novata” en estos terrenos cinematográficos, no lo hace nada mal. Sorprende por la serenidad y sencillez que muestra en su interpretación.

Carlos Sobera cuenta igualmente con un pequeño papel al principio del film y aprueba con “buena nota” su gran voluntad interpretativa, aunque cierto es que Carlos ya contaba cierta experiencia, sobre todo en las tablas teatrales.

También intervienen Manuel Manquiña, Sergio Pazos… y una interpretación destacada de María Pujalte, como mujer de Zalo y hermana de Herbal, que por su actuación breve pero intensa fue candidata a los premios Goya del año 2003 como mejor interpretación femenina de reparto.

El lápiz del carpintero, rodada en Galicia, está dirigida por Antón Reixa y basada en una novela de Manuel Rivas. No es ésta el tipo de película ideal para pasar un rato entretenido y agradable ya que estamos ante una película fría, distante, gris, y dura, muy dura. Por eso para mí no tiene el calificativo de gran película porque soy de los que me gusta ver cine sobre todo para disfrutar y pasar un buen rato. Y lo cierto es que con esta película no se pasa un rato agradable… Hay que estar mentalmente preparado un poco antes de verla por su dureza contenida. Pero lo cierto es que lo que cuenta fue historia... por lo que mi recomendación es que os animéis a verla alguna vez.

“Fue como un sueño, fue como un sueño… que nunca existió”

¿Qué tal andan vuestros sueños?

lunes, 14 de abril de 2008

PURE (de Gillies MacKinnon)

Pure, un film impregnado de un sentimiento de tanta penuria y profunda tristeza que la convierte en una de esas películas que cuando la terminas de ver evoca a tener reflexiones como “qué buena es... pero no se si la volveré a ver de nuevo algún día”…

Esta sensación yo ya la había experimentado anteriormente con otras películas. Por ejemplo, me estoy acordando de Réquiem por un sueño, del director Darren Aronofsky. Gran película que analiza el mundo del consumo de las drogas y otras adiciones (como a las pastillas de adelgazamiento) desde un punto de vista tan real y cruel que el film en su conjunto resulta muy duro de visionar. El reconocimiento de calidad hacia esta película es claro pero... ¿la volveré a ver?... lo dudo... y eso que una de sus intérpretes es Jennifer Connelly con un papel de altura. Volver a disfrutar de su gran interpretación sería de las pocas motivaciones que estimularían mi ánimo de verla de nuevo.

O también me estoy acordando de la película española “Para que no me olvides”, de la directora Patricia Ferreira. Igual, muy triste a la par de bonita. Interpretada, entre otros, por Marta Etura y por el gran genio y maestro inmortal del séptimo arte Fernando Fernán Gómez. La película analiza la pérdida de un ser querido desde los sentimientos más desgarradores de la nostalgia y desde los recuerdos más abatidos por la tristeza.

Pues bien, Pure es de ese tipo de películas, es decir, una película de calidad indudable pero que provoca al espectador un doble sentimiento de rechazo y deseo de no volverla a ver durante una larga temporada. Es una película tan dura y realista como la vida misma.

Las películas europeas no se caracterizan precisamente por tener finales felices al estilo del cine rodado en Hollywood, sino más bien por ser reflejo de una sociedad más corriente y cotidiana. Sus gentes sencillas con sus tradiciones, costumbres y alegrías pero también con sus penurias y desgracias.

Pure, dirigida por Gillies MacKinnon, es un film ambientado en el East End de Londres y en él nos encontramos con unos personajes en lucha continua por la dura supervivencia dentro de un mundo que está gobernado por las drogas y las miserias. Se nos cuenta la historia de una madre, Mel (Molly Parker), en plena batalla por intentar abandonar su adicción a la heroína y así poder atender correctamente a sus dos hijos. En medio de esta lucha está su hijoPaul (Harry Eden) que con tan sólo diez años se encuentra en la vida sin la figura de su padre y con un doble papel que asumir: el de padre (para poder cuidar y proteger a su hermano pequeño) y el de marido (para poder asistir y atender a su propia madre). El sentimiento de angustia es continuo en este film.

Este niño se encuentra sólo y desemparado en el mundo, sin ayuda alguna y esto le provoca muchas veces un sentimiento de impotencia y desesperación de no poder hacerlo. Su mirada transmite continuamente tristeza, preocupación y melancolía ante una situación tan injusta que la vida le ha deparado.

El personaje de este niño, Paul (Harry Eden), es, sin duda alguna, el personaje central y clave de la película. Es impresionante ver cómo este niño, a pesar de su corta edad, asume el rol de hijo/hermano a la vez que el de padre / marido con una fortaleza y solidez digna de admirar. Las circunstancias de la vida le han puesto en alerta.

La película cuenta con momentos de mucha dureza. Uno de ellos es cuando este niño, Paul, prueba los efectos de estar “colocado” para intentar comprender qué es “esa medicina” que tanto mal produce a su madre pero que a la vez tanta dependencia y estímulo la provoca. Es una escena impactante.

Su madre sólo le aporta problemas, sólo le da disgustos y ninguna alegría... pero es SU MADRE, y esto es motivo más que suficiente para que la cuide con todo su aliento y para que defienda su honor con uñas y dientes por encima de cualquier comentario malicioso de la gente. En su esencia esta película no deja de ser una bonita y entrañable historia de amor entre un hijo y su madre.

Este gran personaje está interpretado por una maestría digna de alabar por el joven actor Harry Eden, que ya confirmó su gran talento interpretativo dando vida a uno de los niños raterillos que aparece en el reparto del Oliver Twist de Román Polanski. La presencia de este niño ante la cámara está empapado de tanta madurez interpretativa que recuerda (guardando las distancias) al actor Harvey Keitel. Fijaros lo que digo, estoy comparando a un jovencísimo actor con otro que es todo un veterano y gran actor de este oficio. Pero es tal su robustez interpretativa que en algún registro interpretativo de dureza me recuerda a él. Os animo a ver Pure sólo para que podáis observar la gran presencia de aplomo y solidez ante la cámara que transmite este joven actor en todas sus escenas logrando así dar mucha fuerza y credibilidad a su personaje.

En medio de esta historia tan dura y triste en la que no hay respiro ni tregua alguna al optimismo, aflora un personaje más risueño y alegre que aporta algo de luz a la película y es el de la joven Louise, amiga de Paul, interpretada por Keira Knightley. Curiosamente, el cartel cinematográfico de este fillm está eclipsado por su bella presencia, consecuencia obvia de la fama y éxito obtenido con su personaje de Elisabeth Swan en la trilogía pirata. Pero a pesar de ser “la estrella” de la película, lo cierto es que su personaje es más bien secundario, aunque justo es también decir que su actuación está a la misma altura interpretativa de calidad que el de los demás actores. Su personaje, una dulce y alegre muchacha que juega con su inocencia a la vez que coquetea con el mundo de las drogas.

El papel de Keira Knightley en Pure me recuerda mucho a su personaje de Jules Paxton que interpretó en sus inicios filmograficos en la película "Quiero ser como Beckham" Me explico, ya sé que en ésta, Keira interpretaba a una inocente muchacha, deportista y risueña, con aspiraciones de llegar a ser una futbolista famosa y que por supuesto en aquella película no coqueteaba con las drogas. Pero sí que su personaje era esencialmente, como ocurre igualmente en Pure, una adolescente encantadora y con ganas de divertirse y de reírse. En Pure, el personaje de Keira, aunque se mueve en un mundo mucho más duro y turbulento, sin embargo personifica igualmente a una joven encantadora y con ganas de vivir y de pasarlo bien. En ambas películas sus personajes guardan un gran sentimiento infantil de diversión e inocencia. Incluso hay un guiño en Pure a la película sobre Beckham que confirma lo que os estoy contando, ya que su personaje (Louise) queda embaraza… ¿y sabéis qué nombre le pone a su hijo?... pues sí, ese, Beckham.

Por último quiero dejaros este pequeño fragmento extraído de una crítica de la web decine21.com, que recoge en pocas líneas perfectamente la esencia de Pure:

“Film modélico a la hora de abordar situaciones extremas sin complacencias, pero de un modo humano, y con mirada positiva, señalando el amor, la fuerza de voluntad y la ayuda de los seres queridos como medios para resolver problemas. El punto de vista de la narración es, indudablemente, el de Paul, obligado a crecer antes de tiempo”

Creo que es una película que merece la pena verla… ¡auque sólo sea por una ÚNICA vez!

miércoles, 9 de abril de 2008

DÍAS DE CINE (de David Serrano)

Es una película que, en líneas generales, no se la puede catalogar como “buena película” (al menos a mí no me ha entusiasmado) aunque reconozco que tiene momentos curiosos de ver y que hay en ella una buena voluntad de entretener… pero en mi opinión falla la realización en su conjunto.

La historia se centra en el año 1977, a comienzos de la Transición Española. Son tiempos en los que se vuelve a recuperar tímidamente la libertad. Años en los que la censura en el cine comienza a desaparecer, tiempos inciertos e indefinidos para la cultura. Cinematográficamente las cosas no estaban nada claras, había mucha confusión, poca creación artística y mucho deseo de recuperar “de golpe” el tiempo perdido y la libertad de expresión privada durante los años anteriores. ¿Resultado?... producción de películas de poca o nula calidad.

Y esta película habla de todo esa época incierta y confusa para la cultura donde se sucedieron hechos tan importantes para el futuro de la libertad artística como fue el fin de la censura. Comenzaba un periodo de creación cinematográfica donde lo prioritario era entretener al público más allá de realizar un producto de calidad.

Es la época del destape y de la producción de películas con guiones vacíos donde las buenas historias brillaban por su ausencia. Primaba el entretenimiento, las risas, lo absurdo… y esta película es un homenaje a toda esa época caracterizada sobre todo por la realización de un cine con poca calidad artística pero que gozó de éxito en su momento y que con posterioridad ha obtenido un reconocimiento en la historia del cine español.

La película cuenta con un buen comienzo y tiene una primera hora original, llena de buenas intenciones, donde logra entretener y captar la atención del espectador… Pero según va avanzando la película, el guión comienza a fallar por todos los lados y la historia se sumerge en un caos cinematográfico, perdiendo interés e intensidad y alcanzando cuotas que rozan el hastío.

Como os cuento, Días de cine, en líneas generales, no me gustó porque tiene ciertas carencias que la convierten en una película aburrida y “sin gancho” pero también os digo que, aunque sólo sea por revivir aquellos años en los que moría la censura y nacía de nuevo la libertad de expresión cultural, pues merece la pena verla.

Aún así, Días de cine, cuenta con momentos interesantes, con un buen reparto de actores y con excelentes interpretaciones.

Destacaría en primer lugar a un Alberto San Juan que borda su papel de Federico Solá, un director novel lleno de entusiasmo y con una idea muy clara: la de rodar una película de denuncia social. Pero según va avanzando la película ve cómo se va derrumbando esa idea tan sólida que defendía y esto le va minando su carácter y personalidad. Va perdiendo la ingenuidad y el entusiasmo que le caracterizaban. Alberto San Juan, una vez más, da vida a un personaje de una manera tan natural y creíble como él sólo sabe hacerlo. Personaje que interpreta, personaje que te crees desde el primer instante. Muy buen actor adiestrado en las complicadas tablas del teatro (con Animalario) y premiado con el Goya 2008 por su excelente interpretación en Bajo las Estrellas junto a la gran… ¡grandísima actriz Emma Suárez! (bueno, creo que casi no se me ha notado que soy admirador de Emma Suárez).

“¡En mi película no canta ni Dios!”

Una interpretación femenina de gran talento es la que nos brinda Nathalie Poza personificando a una actriz llamada Silvia Conde, antigua niña prodigio del cine español (al estilo Marisol) y que con posteridad continúo disfrutando de la gloria como folclórica famosa en tiempos del franquismo… pero que no atraviesa por uno de sus mejores momentos. Es una folclórica venida a menos. Muy buena interpretación la de Natalie Poza en la que se entremezclan registros llenos de entusiasmo y alegría junto con otros de intensa tristeza y llanto. Su personaje está en continua fusión de sentimientos y altibajos.

Doce cascabeles lleva mi caballo… Por la carretera…”

El film tiene otros personajes secundarios más esperpénticos como son el de Benito Magallanes (Javier Gutiérrez), con vocación de actor pero con escaso talento para ello y que goza de una escena inicial muy graciosa en su debut cinematográfico donde se traba para decir tan sólo la única frase que requiere su papel, Mañana empezamos la huelga. O el personaje de Marcial Pérez Bustamante, interpretado por Andrés Lima, encarnando a un censor radical de la época franquista con las ideas pocas claras y con una afición “muy anti-censorina”, vamos, la contradicción en persona.

Pero la mejor interpretación de la película viene de la mano del genial Miguel Rellán, uno de los mejores actores que goza el actual panorama del cine español. Su papel es una lección interpretativa de principio a fin. Encarna a un productor jeta, mentiroso y caradura que vivió momentos de gloria pero que, como le ocurre al resto de personajes de la película, no pasa por sus mejores momentos. Vive de sus años dorados del pasado (en los que produjo más de 40 películas) y esto le permite tener ciertas exigencias hacia Federico Solá, su Director novato. Es genial cómo va convenciendo a cada una de las personas que necesita para que la película llegue a buen puerto (capaz de vender a su madre si hiciera falta… con tal de conseguir su objetivo). Su interpretación, sin duda es lo mejor de la película.

Como podéis ver, es una película que cuenta con buenos actores e interpretaciones y con un extenso plantel de actores secundarios como son, entre otros, Roberto Álamo, Malena Alterio, Diego Martín, Luis Bermejo o Fernando Tejero, dando vida a Fino, el manager-asesor de imagen que cuida de Silvia Conde con una interpretación simpática pero llena de fuerza y de carácter.

Días de cine está dirigida por David Serrano (del cual, buscando información me topé con su blog) y ésta es su segunda experiencia detrás de las cámaras después de hacernos reír con la comedia Días de fútbol.

Esta película no deja de ser una historia sobre perdedores… perdones pero a la vez de grandes luchadores que intentan sobrevivir en años de escasa actividad económica. Son personajes llenos de orgullo propio, convencidos de que se valen y bastan por sí solos… aunque la realidad les demuestra lo contrario. Se necesitan los unos a los otros si quieren conseguir su sueño. Como reza la sinopsis que aparece en su edición de dvd:

“Todos verán en la película su última oportunidad para engancharse al tren de la fama, para cumplir sus sueños de gloria. Poco o nada les importarán las ideas de los demás… convirtiéndose el rodaje en un caos que se parecerá más al camarote de los Hermanos Marx que a cualquier otra cosa”

De esta época de la Transición Española, ¿alguna película que recordéis especialmente?

viernes, 4 de abril de 2008

ELEPHANT (de Gus Van Sant)

Tenía poca o ninguna intención de ver este film basado en los hechos acontecidos hace unos años en el instituto Columbine, ya que los sucesos que en ella se describen, no son agradables de recordar ni de volver a visionar.

Pero al ver que estaba dirigida por Gus Van Sant, autor de películas como Todo por un sueño o El indomable Will Hunting y al leer la frase “Una visión diferente de la matanza de Columbine” plasmada en su cartel cinematográfico, me hizo suponer que seguramente este film tendría una visión diferente y algo nuevo que aportar respecto a aquella masacre de estudiantes acaecida el 20 de abril de 1999.

Lo cierto es que este film es una excelente y muy inteligente reconstrucción de la matanza del instituto Columbine. Se respira en ella una continua y enorme tensión en todas sus imágenes, desde el primer minuto hasta el último de la película. Además, el hecho de que se sepa de antemano lo que va ocurrir añade más angustia a la película ya que se desconfía de todos los personajes adolescentes que van apareciendo en ella y que nos va presentando su director.

Elephant contiene inmensos e intensos primeros planos, escenas filmadas a espaldas de los protagonistas cuando están charlando tranquilamente, o practicando deporte, o realizando cualquier otra actividad… La cámara se limita a observar a estos protagonistas adolescentes, les espía sigilosamente, es testigo silencioso de ellos. Su presencia se circunscribe a reflejarnos lo que pasaba en esos pasillos y aulas y esto hace incrementar la sensación de realismo.

Toda la película es muy objetiva y real. Nos presenta a los personajes sin más, sin hablarnos de sus vidas, sin crear lástima o compasión hacia ellos, sin entrar ni profundizar en la vida de ninguno de los adolescentes que aparecen el film.

No hay protagonistas principales ni actores estrellas o famosos porque ello desvirtuaría la atención de los espectadores y se perdería el fin de de película, es decir, el de hacernos ver sencillamente lo que se respiraba en los momentos previos a la tragedia, momentos de aparente calma para las futuras víctimas pero de continua angustia para los espectadores del film. No hay más pretensiones, sólo la de reflejar eso instantes previos.

Y esos momentos nos les muestra la cámara desde distintos planos, desde distintos personajes, desde diferentes puntos de vista… Pero todos en un mismo y único escenario, en el que se desencadenará la tragedia final. El montaje de este film es magistral, un experimento cinematográfico cuasi-documental con un resultado óptimo, muy bueno.

El director del film, Gus Van Sant, nos va presentando a los personajes con sus respectivos nombres pero no profundiza en sus vidas y les concede muy pocas palabras. En la primera media hora del film, no hay prácticamente conversaciones y las que hay son escasas en esencia y contenido. Los espectadores nos convertimos en observadores pasivos de los momentos previos que desencadenaron los desagradables hechos que fundamentan la película.

Son conversaciones normales, cotidianas, simples. Diálogos vulgares que mantenían los jóvenes que andaban con tranquilidad por los pasillos del instituto o que estaban en sus clases, o en grupo charlando apaciblemente y que sin previo aviso… se encontraron con la muerte de cara. Ese impacto repentino, ese inesperado imprevisto, ese momento…es el que busca el director, pero sin sentimentalismos. No quiere que sintamos lástima o compasión por las víctimas ni tampoco odio hacia los autores de la matanza. No, no lo quiere pero tampoco lo evita... Deja libertad de emociones y sentimientos al espectador, él sólo se limita a enseñarnos cómo ocurrieron los hechos y las vivencias previas de esto chavales adolescentes, tanto de las víctimas como de los autores. Se limita a contar los hechos sin más.

Gus Van Sant evita provocar posicionamientos de sentimientos facilones, prefiere que sea el propio espectador quien elija dónde quiere posicionarse. Esto es lo que hace diferente a esta película. No nos encariña con los personajes que nos va presentando. Esto sería lo fácil (y a lo que estamos acostumbrados a ver en la mayoría de las películas). No nos cuenta sus vidas ni empatiza con ellos. No juega con los sentimientos de los espectadores.

Muy realista igualmente es su forma de contarnos los sucesos finales acaecidos. Gus Van Sant no nos ensordece ni acongoja con tiros, gritos, sangre y pánico. Presenta visualmente las escenas más duras del film de una forma casi metafórica, es decir, de una manera en la que juega más con la imaginación del espectador que con el realismo puro y duro de los hechos en sí acontecidos. Aunque no por ello resultan más agradables de contemplar, ya se sabe, a veces es peor “imaginar” que “ver”.

Como pequeña crítica, tan sólo comentar que quizás se echa de menos en la película algún matiz de planteamiento que explicara posibles causas de los sucesos ocurridos. Que hubiera esbozado posibles respuestas a la pregunta de qué se les pasaría por la cabeza a los autores de la matanza para tomar una decisión tan desproporcionada y fatal (pero a la vez tan meditada y planeada). Porque el film sólo nos cuenta las gestiones previas de los autores para adquirir armas por Internet y cómo planificaron con planos del instituto la escena del crimen, pero en ningún momento entra a valorar posibles causas por las que llegaron a hacerlo.

Sólo nos narra los pormenores previos a los hechos, sólo quiere mostrarnos lo que ocurrió, alejándose de emociones vinculantes y de preguntas sin respuesta. Como os digo, el film se limita a contarnos los hechos en sí, lo que ocurrió aquella trágica mañana pero sin recrearse en el morbo. Y esto de que no se juegue con los sentimientos del espectador para que no nos posicionemos con unos o con otros es de agradecer. Hacer lo contrario hubiera sido lo fácil.

La tensión se mantiene durante todo el film, no decae en ningún momento y esto es una genialidad por parte del director porque no olvidemos que nos está contando una historia basada en hechos reales de la que ya sabemos su final. Sin embargo no pierde fuerza ni intensidad.

Y en medio de toda esta atmósfera de tensión… suenan fragmentos de “Para Elisa” y otras sinfonías de piano de Beethoven... Creo que si os animáis a verla no os defraudará.

Acabo mi visión sobre esta película con un segmento que me gustó mucho contenido en la sinopsis que hace sobre esta película la web de La Butaca, Revista de Cine:

“Parece un día cualquiera… pero no lo es. Elephant nos sumerge en las vidas de varios alumnos de un instituto americano. Un día cualquiera con sus clases, el fútbol, los cotilleos y las relaciones sociales. El filme nos muestra las idas y venidas de los personajes desde un punto de vista que nos permite verlos tal y como son. Para cada alumno que conocemos, el instituto es una experiencia diferente: estimulante, traumática, solitaria, dura, agradable…”

Por cierto, tengo mucha curiosidad en saber la respuesta de una pregunta que os la formulo por si alguno de vosotros la sabéis y me lo podéis contar y es la siguiente:

¿Por qué este film se llamaría Elephant?