
¿Queréis sorprenderos de verdad con una película?
¿Estáis interesados en visionar una historia innovadora, frenética y apasionante?
¿Os apetece pasar 90 minutos de tensión e interés continuo… sin descanso alguno?
“… Sin embargo, en la práctica la intensa absorción de la luz de los astros débiles cerca del horizonte, sólo nos permite contemplar un tercio, unas 2660 estrellas como máximo a la vez y desde el mismo punto en una noche muy clara”
Pues preparados, olvidaros de todo lo que hayáis visto hasta ahora… Abrocharos el cinturón y agarraros fuerte… ¡que despegamos!
“Una avioneta blanca y es su avioneta… ¿tiene miedo a volar?...
“No, tengo miedo a estrellarme”
Concursante es diferente… es ritmo, rapidez, nerviosismo, tensión… es trepidante 100%.
Para abrir boca… y despertar vuestro interés… aquí va un breve y escueto sinopsis (sin destripar para nada la esencia de la historia) que nos ofrece la Web de Filmax: "Martín Circo Martín (Leonardo Sbaraglia), joven profesor asociado de Historia de la Economía, acaba de convertirse en el ganador del mayor premio jamás concedido en la historia de la televisión: Más de tres millones de euros… 500 millones de pesetas en premios de todo tipo. Sin embargo, pronto descubre… que ser millonario es caro… y que un golpe de suerte… puede arruinar tu vida”
“Nunca había visto nada parecido”
“… Usted ha vivido poco”
¿Qué os parece?... promete, ¿verdad?… Pues sí os animáis a verla… tomaréis una decisión acertada… No os defraudará en absoluto… La película tiene la agilidad de saber mantener magistralmente su expectación y tensión… hasta el final. Son 90 minutos de pura adrenalina. Es palpitante, vibrante… y todos los demás sinónimos que se os ocurran… Así es Concursante, todo… menos estática, lenta y aburrida.
“Esto significa varias cosas… Una, que los poetas son poetas y por lo visto no están al corriente de la realidad… Y la segunda, que el mundo se mire por donde se mire es un lugar engañoso, ilusorio y mal eliminado… Así es el mundo y así es el cielo… Y si no te puedes fiar del cielo (que más o menos es igual en todas las partes) no te puedes fiar de muchas cosas… Y por eso pasó lo que pasó y ningún poeta encontró tiempo para contarlo”
La película comienza de forma excelente… Desde el primer minuto entra en escena el personaje principal y gran protagonista de la película, Martín Circo Martín (Leonardo Sbaraglia)… Y éste, amigos, sí que un personaje principal con letras mayúsculas… y lo demás bobadas. Martín es el personaje principal de la historia, con pleno peso y fuerza interpretativa.
“Ahora podemos cumplir nuestros sueños… ¡yo no tengo sueños!... Mis sueños están acá, contigo… `Vamos Martín tienes que tener un sueño´… a si que respondo: Brasil… y ella `¿Brasil?... no eres un adolescente, Martín… a si que no tengas sueños de adolescentes´… Es un sueño de Gansters… beber Martines en la playa, bajo una sombrilla… la contesté”
Todo el peso interpretativo de la película recae sobre las espaldas de Leonardo Sbaraglia… y hay que reconocerle, que francamente lo hace de una manera magistral… Vamos, que él solito se basta y sobra para `salvar los muebles´ del film de una manera espectacular y asombrosa… Toda la carga emocional y de tensión del film la asume su personaje. Muy respetable y meritorio su interpretación de Martín.
"¿Saben una cosa?... Sí importa el modo en que un hombre se hunde…"
Con su voz de off acelerada y frenética, Martín nos va contando a grandes pinceladas los aspectos más destacables de su vida, de su infancia, de su entorno familiar… y así nos va describiendo con gran sutileza e ironía la personalidad de su padre, su madre la muerte… la de su pareja Laura (Myriam Gallego)…
“Esta es Laura, mi novia, la conocí al poco tiempo de dejar la Argentina, hace más de 3 años. Me dijo que no me abandonaría mientras conservara el acento. Es más guapa que yo, juega mejor que yo y se entiende muy bien con mi madre… afortunadamente las separó un océano”
… o la de su mejor amigo, Eloy (Fernando Cayo)…
” Eloy, mi mejor amigo. Joven como yo. Asociado, como yo. Sin muchas perspectivas de hacerse fijo, como yo. Y con un sueldo de mierda, como todos”
Sí, de acuerdo, Leonardo Sbaraglia cuenta con el inestimable apoyo de interpretaciones igualmente geniales de actores tan carismáticos como son Chete Lera (Edmundo Figueroa), Myriam Gallego (Laura), Luis Zahera (Pizarro), Myriam de Maeztu (Santillana), Fernando Cayo (Eloy)… pero los giros interpretativos más estresantes y efusivos que llenan la historia de emoción y tensión… corren por su cuenta.
“Éramos ricos… inmoral, injustificadamente e indecentemente ricos… y no sabíamos pilotar un avión”
Ritmo frenético, orden cronológico inverso, narración retroactiva en tiempo… ¿presente?... La película está contada con voz en off de forma retroactiva… pero no siguiendo una sucesión lógica y razonable de los hechos sino que en ella reina el caos temporal... y el caos en todos los sentidos. Como reza uno de los carteles promocionales de la exitosa película El caballero oscuro… “Bienvenido a un mundo sin reglas”… pues así es el mundo en el que vive Martín.
“Este no es el principio de todo, claro. Sólo es lo primero que ha acudido a mi cabeza. Mis recuerdos tienen el orden que tuvo mi vida y ese es el tipo de orden que sigue un niño al vestirse”
No hay nada normal en ella, no hay reglas de seguimiento o de raciocinio… Adelante… atrás… presente… pasado… Es genial, se mire por donde se mire. Concursante está invadido por un absurdo temporal frenético y agobiante… pero ¿os animáis a continuar con el viaje, no?
Y junto con el recital interpretativo del personaje de Leonardo, se cruzan a lo largo del largometraje otros grandes personajes (y actores) sin desperdicio alguno… Es todo un recital de interpretaciones llenas de personalidad, soberbia, carácter… y descaro. Como es el personaje del genuino asesor financiero Pizarro, interpretado de una forma soberbia y pasmosa por un “sembrado” Luis Zahera:
“Es usted un hombre rico, ¿no?... Pues reduciremos gastos…Aunque claro, a mis hijos… no les alimentan los lobos, ¿verdad?... A si que vamos a tener que deshacernos de algunas cositas, ¿a que sí’… Haga una lista, qué me hace falta, qué no. Esto me hace falta… esto puta la falta que me hace, esto sí, esto no... Esto me lo quedo… Esto… que lo jodan! que lo jodan! que lo jodan!... que lo jodan!”
¿Y qué os puedo contar del maestro-gurú Edmundo Figueroa, experto en teorías económicas?…
“Nunca hablo con economistas, nunca… Es una pérdida de tiempo, haré una excepción con usted… porque usted parece un mal economista. Estas son las reglas, yo hablo y usted escucha. No habrá preguntas. Desconozco su caso pero entienda esto: sólo hay un caso, sólo una situación… a si que no haga que pierda mi tiempo oyéndolo. Si presta atención tal vez aprenda algo. Nos ceñiremos a las reglas y seremos rápidos, ¿alguna objeción?... Muy bien… ¿qué quiere entonces?”
… ¿Alguien mejor podía haber interpretado el papel de Figueroa que Chete Lera?... Me temo que no... y sino… comprobarlo vosotros mismos.
“¿Le importaría golpear más esas naranjas?… Son para zumo”
La película es ágil, frenética y perfecta… como un reloj suizo. Todas las piezas encajan perfectamente…
“Febrero… la época en que Laura dejó de aguantarme… Las cosas se precipitaron, naturalmente, hacía semanas que apenas nos halábamos… A si que no se molestó en avisarme… Ni siquiera me dejó por otro… Me dejó por mí. A veces… es así de sencillo”
Además… la película esté repleta de enseñanzas tan originales y curiosas como ésta…
“El grito de tarzán no era fruto de la voz de Johnny Weissmüller… sino una combinación de varios sonidos incluyendo el canto de una soprano y el aullido de una hiena reproducido hacia atrás… A si que, uno se pregunta… ¿qué es lo que gritaba Johnny Weissmüller cuando deambulaba completamente loco por los pasillos del hospital… antes de morir?"
... o como ésta...
“Nuestra vida está por regida por toda una serie de inexactitudes. Por ejemplo, no es correcta la expresión `sudar como un cerdo´ Los cerdos regulan su temperatura corporal revolcándose en el barro… pero no sudan”
Igualmente, es una gozada escuchar, a través de la sabiduría en off de Martín Circo Martín (Leonardo Sbaraglia), algunas de sus teorías y reflexiones filosóficas (y también pedagógicas) que tiene sobre la economía mundial… o sobre el dinero… o sobre forma que, según su parecer, tienen los bancos para autofinanciarse...
“Hay que crear la gran mentira de que los bancos son solventes… No lo son!... Están al borde de la quiebra. El mayor deseo de los bancos es que no les paguen para poder quedarse con los bienes concretos… Traten de devolver un crédito antes de tiempo… ¡a ver qué cara les ponen!”
¿Qué?… ¡No me digáis que no es genial la película!
“Sólo el 5% del dinero del dinero que circula en el mundo es real… ¡Puede tocarse y olerse!… El 95 % del dinero restante es dinero falso!”
“Los préstamos son intercambio de promesas. Crédito viene de credebe, en latín creer. Ustedes le creen al banco, claro… ¿Les cree el banco a ustedes?...”
Estas curiosas teorías económicas de Martín… son apoyadas por bellas imágenes con forma de metáforas que facilitan el entendimiento al espectador.
“Cuando nos acostumbramos a algo nos volvemos ciegos… estamos en el paraíso de la usura legal. Son mentiras, mentiras… no es nada nuevo… ¡Vivimos rodeadas de ellas!”
Y al final… por fin… llega la calma. Calma, amparada por una hermosa y relajante música (excelente Banda Sonora compuesta por Víctor Reyes) que acompaña en perfecta armonía a las imágenes… Estamos ante el único momento de calma de toda la película… El único momento de paz y de sosiego. Ausencia de palabras. Sólo paz… y serenidad. Gran momento. Gran final… Gran película.
“¿Saben cuál es la diferencia entre un rico y un pobre?... El pobre cree que el dinero da la felicidad y el rico… el rico lo sabe”
Y yo ahora me pregunto… ¿por qué una película de tal calibre y dimensión pasó sin pena ni gloria por la taquillas de los cines y por los medios de comunicación?... ¿Quizás por falta de presupuesto en la promoción?... Es posible, puede ser una causa… Pero en cualquier caso… es una causa incompresible… Una película con tal calidad no puede pasar indiferente por los ojos de la crítica, aunque no cuente con el apoyo promocional que debiera tener.
En mi caso, supe de la existencia de Concursante gracias a un post del blog Preguntas y Flores. Lola, su autora, nos cuenta lo siguiente sobre Rodrigo Cortés, director y máximo responsable de esta genial y peculiar película: “Rodrigo Cortés rodó su primer cortometraje "Yul" con gran éxito de público y cosecha de premios. El siguiente trabajo de Rodrigo fue "15 días" , corto que cosechó en dos años un total de 57 galardones, lo que hace a este corto apropiarse la etiqueta de cortometraje más laureado de la Historia del Cine Español. En Concursante, su primer largometraje Cortés demuestra una gran destreza manejando la cámara e incluso rompe la cuarta pared en una secuencia, algo que llama la atención pues no es un recurso cinematográfico muy usado en la actualidad”
La crítica, por supuesto, mostró sus respetos y admiración hacia ella… De muestra, las tres siguientes:
Diario El País "Una película de narrativa cocainómana, scorsesiana, avasalladora, conspiranoica y laberíntica... una de esas raras películas que estallan (de energía, inteligencia y talento) en la pantalla"
Diario ABC "Con brillantez y osadía novata, Cortés recubre el argumento con un flambeado estilístico tan radical y agobiante como, paradójicamente, 'entorpecedor'”
Preguntas y Flores “Que Rodrigo Cortés tiene talento ya lo sabíamos; lo difícil está en mantener el ritmo en todo el guión de la película. No afloja en ningún momento y mantiene la tensión necesaria aderezado todo el producto final con toques de humor negro. Concursante es una película de ritmo ágil, bien construida, escrita con dosis de extravagancia y reflexión expuesta por parte del director”
Estamos ante una película de obligado visionado para los amantes del cine. No todos los días tenemos el placer de estar ante una historia tan llena de tensión e impacto visual para el espectador. Yo… os he avisado. Ahora, la pelota está en vuestro tejado…
“… Y sin duda, en las grandes ciudades ni siquiera hay forma de ver los astros débiles. Eso significa que un observador puede, con suerte, contar entre 100 y 150 estrellas a la vez y ni un a más… 100 o 150… 8 o 9 docenas de estrellas brillando tímidamente en una noche muy clara… Y esta noche… hay nubes”