jueves, 28 de febrero de 2008

HIERRO 3 (de Kim Ki-Duk)

¿Cómo se puede dirigir una película donde sus dos protagonistas no hablen una sola palabra?... Pues el director Kim Ki-Duk ha conseguido hacerlo y además de una manera creativa, bella y poética.

Este film, León de Plata en el Festival de Venecia al Mejor Director y Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid en el año 2004, es un buen ejemplo de cómo contar una sencilla historia de amor pero de una forma ingeniosa, poética y sobre todo… original.

Y esta originalidad está desde su inicio, desde que nos presentan al joven Tae-suk (Jae Hee) que tiene como afición dejar folletos de publicidad en los pomos de las puertas para volver a recogerles pasadas unas horas con el fin averiguar quién no la ha recogido y así “okupar” su casa durante un día y hacerla “suya” en todos los sentidos de la palabra. No roba ni destruye nada (al contrario, arregla lo objetos estropeados). Sencillamente se apodera de la propiedad ajena durante unas horas y disfruta de ello. Y en uno de estos allanamientos de morada… Tae-suk descubre a Sun-hwa (Lee Seung-yeon)… y surge un amor silencioso y una muda pasión entre ellos.

Tae-suk y Sun-hwa están enamorados pero no hablan, no lo necesitan. No son mudos, pero omiten el medio de la palabra para comunicarse. Les bastan sus miradas y sus silencios. Mutuamente se cuidan, se protegen, se buscan la vida y se alimentan… (Hay una escena que comparten spaghettis en un banco de la calle a lo “Dama y el Vagabundo”). Son el Romeo y Julieta de Corea.

Casi al final de la película (a falta de diez minutos para su terminación) escuchamos por primera vez la voz femenina y suave de Sun-hwa… de sus labios sale un pausado “Te quiero” que Tae-suk corresponde sellando sus labios con ternura y delicadeza (es el beso que podéis ver en el cartel de la película). En este beso… ¿observaréis algo raro? ... ¡pues no seré yo quién os lo cuente! … Sólo os diré que en esta película todo es lírica y magia, o como dice una crítica de su propio cartel cinematográfico “es pura poesía visual”.

Imágenes que hablan por sí solas, música calmada, cultura oriental, ambiente zen,… ¡qué película más sencilla y hermosa! Sin tener grandes pretensiones, simplemente nos cuentan una sencilla historia de amor, pero esta vez, relatada desde la singularidad, la creatividad y la genialidad.

¿Escenas para el recuerdo?... hay tantas y de tan bella realización que es difícil decantarse por alguna de ellas. Sí os recomendaría, como ejemplo del ingenio que muestra su director, Kim Ki-Duk, la etapa en la que nuestro joven protagonista, Tae-suk, pasa una estancia en la cárcel. En ella, se dan cuatro situaciones aparentemente iguales (mismo escenario, mismos protagonistas) entre Tae-suk (preso número 2904) y el vigilante de prisión… pero con cuatro desenlaces muy diferentes. Inventiva e imaginación al poder.

Además esta película cuenta con la ventaja de que en ella no es necesario debatir si es mejor verla en su versión original (coreano con subtítulos) o doblada al castellano… Da lo mismo... casi no hay diálogos! (el primer personaje que habla en la película es a los 40 minutos de su inicio). Pero no por ello es lenta y aburrida, todo lo contrario, ahí está su mérito y lo que la diferencia del resto de las películas… ¡Qué diferente y qué genial es el cine! Comparad Hierro 3 con alguna película, por ejemplo, de Woody Allen (en la que los diálogos son sus verdaderos protagonistas)… pues no tienen absolutamente nada que ver la una con la otra, es evidente. Son distintos estilos y métodos diferentes de contarnos historias. Pero al final esto es lo que importa, que el cine nos cuente historias diferentes y entretenidas. El cómo lograrlo, o cómo hacerlo…es lo de menos. Eso es ya tarea de los directores, y dependerá del ingenio y conocimiento que tenga cada uno del oficio.

Por todo lo que os he contado y por ser una película tan distinta y diferente a todas las demás, he querido hacer esta entrada sobre Hierro 3. Una bella y singular película.

“Es difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad”

Es la frase que nos aparece al final de la película. Si os animáis a verla, sabréis por qué aparece. Yo os recomiendo verla, pero por supuesto, en vosotros está la decisión… y la última palabra. ¿Os apetece verla?

lunes, 25 de febrero de 2008

LA TORMENTA DE HIELO (de Ang Lee)

Ambientada en los años 70, esta película representa, en mi opinión, la decadencia de la familia como institución y de todos los lazos afectivos que ello conlleva (marido-esposa, padres-hijos… Infidelidades, mentiras… Es el declive de las relaciones de pareja, en definitiva, el fracaso del amor.

Moderna en su planteamiento, aborda el tema de la liberación sexual que en esos años llegó a las acomodadas y tradicionales familias americanas. Liberación, que en su punto más extremo acabará con juegos más arriesgados como es el intercambio de parejas.

Por otro lado, habla igualmente de las difíciles y complicadas relaciones de los padres con hijos adolescentes. Incomprensión, despreocupación y falta de cariño hacia ellos. Padres convertidos en verdaderos desconocidos para sus hijos.

El film, no deja de ser una descripción crítica e irónica de lo que fue la burguesía de los EEUU en la década de los 70. La historia que se nos cuenta tiene lugar a finales de 1973 en una población llamada New Canaan (Connecticu), cercana a New York. Allí, viven dos familias vecinas, los Hood y los Carver que arrastran estos problemas de familia, infidelidades con la pareja e incomunicación con sus hijos.


Esta película, gris y angustiosa, cuenta con un reparto muy atractivo de actores, de los cuales, alguno de ellos eran prácticamente unos desconocidos para el espectador cuando se estrenó la película en el año 1997. Hoy en día, sin embargo todos ellos son actores de reconocido prestigio.

Aparece un jovencito Elijah Wood (Mikey Carver) interpretando a un adolescente perdido por la vida, sin rumbo ni dirección vital alguna. Un personaje que roza el autismo. Su propia madre Janey, en una conversación con su marido Jim, comenta de su hijo “Mikel está ido, en la luna, desde que nació”

Una Chistina Ricci (Wendy Hood) haciendo de una adolescente rebelde con espíritu hambriento de probar continuamente experiencias nuevas de la vida. Es el personaje estrella de la película. Una adolescente que está descubriendo su sexualidad a la vez que atraviesa una fase de plena confusión existencial. Inconformista, crítica y radical en sus planteamientos existenciales. Un buen ejemplo de su actitud es la que muestra en una comida familiar. Es en el Día de Acción de Gracias y su padre Ben (Kevin Kline) le pide bendecir los alimentos de la mesa… y Wendy suelta una de sus “flores”:

“Señor, gracias por la fiesta de Acción de Gracias y por todas las posesiones materiales que tenemos y disfrutamos, por permitirnos a los blancos que matáramos a los indios y nos quedáramos con las tierras de sus tribus, y que nos hartemos de comer como cerdos aunque haya niños en Asia que mueran por el Napalm…”

Un Tobey Maguire (Paul Hood) que es el que menos ha evolucionado interpretativamente hablando respecto al resto de jóvenes actores que intervienen en este film. Es decir, una vez más, (como en toda la saga de Spiderman) nos regala un papel insípido e incoloro. Es de los actores más sosos que hay en el panorama actual. En alguna película, como en Las normas de la casa de la sidra o en Pleasantville no lo hace del todo mal… pero soso y desaborido… es un rato. Su papel en La Tormenta de Hielo no aporta nada a la película, es el personaje que va más “a su bola” y el que tiene menos conexión con los hechos que se cuentan. Aunque cierto es, que sus llegadas en tren, inician y finalizan la película, pero su interpretación no da más de sí.

Un Kevin Kline (Ben Hood) que no defrauda con una interpretación sencilla y humana, llena de credibilidad. Un hombre común, agobiado por sus problemas conyugales y sin conexión afectiva con sus hijos.

Una Sigourney Weaver (Janey Carver) muy seria y temperamental en su papel y poseída de una belleza fría que la hace muy atractiva en su papel de mujer de hielo.

Joan Allen (Elena Hood) con un personaje angustioso y nada alegre. Sufre en soledad la infidelidad de su marido y se revela contra ello y contra sí misma sin estar convencida de sus propios actos.

Un Jamey Sheridam (Jim Carver) con una interpretación bastante discreta, encarna un marido que se entera poco o nada de los asuntos que ocurren en su familia. Sus hijos, son verdaderos desconocidos para él.

Y finalmente, una Katie Holmes (Philip Edwards), actual esposa de Tom, muy jovencita, interpretando a una chica de familia acomodada que consigue el “atontonamiento”, más aún si cabe, de Paul Hoood (Spiderman).

Este film triste y sombrío, está continuamente arropado por el frío y desapacible invierno. La climatología es un factor importante en esta película, y no sólo por su título, ya que está continuamente presente (en la parte final del film acontece una tormenta de hielo en la Costa Este de importante consideración).

Finalizo esta entrada con un fragmento del comentarista Eduardo Mecutti que aparece en la contraportada de mi edición de Dvd, porque creo que recoge perfectamente la esencia gris y melancólica de esta película que se desarrolla a finales de 1973 (¡año de mi nacimiento!):

“Matrimonios desajustados, desequilibradas aventuras extraconyugales, padres que se esfuerzan en predicar a sus hijos antiguos principios en los que ya no creen o a los que no son capaces de ser fieles, adolescentes lúcidos y críticos que se refugian en su descaro, en sus escarceos con el sexo, los alucinógenos, el alcohol y las fantasías más o menos esotéricas ponen, como declaró el propio Ang Lee en algún momento de la gira promocional de su película, los cimientos de lo que ahora somos”

¿Estáis de acuerdo con este comentario?... ¿pensáis que en nuestra sociedad actual están los lazos familiares tan frágiles como las familias de La Tormenta de Hielo?

miércoles, 20 de febrero de 2008

EL MERCADER DE VENECIA (de Michael Radford)

Que una película basada una novela de William Shakespeare no haya sido dirigida por Kenneth Branagh (Hamlet, Mucho ruido y pocas nueces, Enrique V…) resulta ya hasta extraño y en esta película en concreto, con todos mis respetos a su Director, Michael Radford, se echa mucho de menos la pasión y la fidelidad que muestra el Sr. Branagh en sus películas por el escritor más importante en lengua inglesa que ha existido en la literatura universal.

El Mercader de Venecia es una película tediosa, lenta y sin ritmo. Es cierto que cuenta a su favor con un plantel de actores envidiable y una bonita fotografía… pero lo siento mucho, el cine se inventó sobre todo para entretener y yo con este film me he aburrido… y mucho.

Cierto es, que mis gustos cinéfilos son más cercanos a películas que cuentan historias contemporáneas o al menos más actuales y que las que cuentan con un fondo histórico, me cuesta más disfrutar de ellas (me supone bastante esfuerzo evadirme a una época que no tiene nada que ver con la mía actual, por muy bien que esté lograda su ambientación). Pero éste no debe ser motivo para que esta película, ambientada en la Venecia del siglo XVI, no enganche ni entretenga.

En mi opinión, el problema de El Mercader de Venecia no reside en la época histórica que nos relatan sino en la forma narrativa poco atractiva que tiene de explicarnos los hechos que en ella acontecen. Incluso tiene escenas rodadas con poca seriedad cinematográfica, en concreto me refiero a las escenas de los pretendientes que van llegando al Palacio de la bella Porcia para probar suerte en abrir el cofre que contenga el afortunado premio de quedarse con su amor. Parecen personajes salidos de una tele comedia. Poca o nada de seriedad.

Es una pena que el responsable de llevar a cabo esta versión de la comedia dramática de Shakespeare no haya sabido hacer una buena película con lo fácil que lo tenía… Digo fácil, porque contando con actores de tanto talento como son Al Pacino (Shylock), Jeremy Irons (Antonio), Joseph Fiennes (Bassanio) o en menor grado Lynn Collins (Porcia)… pues hasta yo la puedo dirigir y seguro que hubiera obtenido un mejor resultado.

Al Pacino, en mi opinión es el que mejor sabe sacar partido de su jugosa interpretación del judío Shylock, llena de rencor y ánimo vengativo.

La interpretación de Jeremy Irons en su papel de Antonio la podemos catalogar de “decente”, sin más. Vamos, como diría algún profesor de mi infancia “podía haberse esforzado un poco más pero… aprobado”.

Y la interpretación más floja de los tres protagonistas masculinos principales es la de Joseph Fiennes, hermano del Paciente Inglés, que no llega a transmitir prácticamente nada con su vulgar registro interpretativo que tiene en este film.

Para ser justo, hay que decir que la película mejora notablemente en su última media hora, con la celebración del juicio que lleva a cabo Shylock contra Antonio, todo un duelo interpretativo moderado con brillantez por la actriz Lynn Collins (Porcia).

En este litigio destaca sobre todo la interpretación sublime y soberbia de Al Pacino, de quitarse el sobrero. ¡Qué temperamento!... y cómo se va derrumbando poco a poco. Lo mejor de la película, sin duda.

En definitiva, una película más bien mediocre y aburrida, donde sólo se salvan ciertos destellos interpretativos de algunos de los actores, sobre todo de Al Pacino, claro está.

Os dejo, con lo único que me llevo para el recuerdo de esta película. Es un discurso que suelta un Shylock (Al Pacino) todo enojado y enfurecido cuando muestra ante dos cristianos la furia y el rencor que le guarda a Antonio:

Se ha reído de mis pérdidas y burlado de mis ganancias. Ha insultado a mi raza, hundido mis negocios, enfriado a mis amigos e inflamado a mis enemigos. ¿Y cuál es su razón?... ¡que soy judío!

¿No tenemos ojos los judíos?... ¿no tenemos manos?, ¿órganos, dimensiones?

¿Sentidos, afectos, pasiones?

¿No comemos lo mismo?, ¿no nos hieren las mismas armas?, ¿no sufrimos las mismas dolencias… y nos curan los mismos remedios?

¿No sufrimos en invierno y en verano el mismo frío y el mismo calor que los cristianos?

Y si nos pincháis… ¿no sangramos?

Si nos hacéis cosquillas… ¿no reímos?

Si nos envenenáis, ¿no perecemos?

Y si nos ofendéis, ¿no vamos a vengarnos?

Si en todo lo demás somos iguales… ¡también en eso lo seremos!


Impresionante, ¿verdad?... pues imaginarlo en boca de un Al Pacino muy, pero que muy… cabreado.

domingo, 17 de febrero de 2008

V DE VENDETTA (de James Mcteigue)

"¿Querías matarme? Bajo esta capa y este sombrero no hay carne ni hueso, tan solo un ideal… y los ideales son a prueba de balas”

Antes de verla, os reconozco que tenía mis dudas sobre la seriedad de esta película. A decir verdad, sospechaba que no me iba a gustar… intuía que iba a ser la típica película basada en un cómic llena de incoherencias y de efectos especiales. Pero bueno, me animé a verla, me dije a mí mismo “aunque sólo sea por ver a Natalie Portman, que siempre es agradable para los ojos”.

Pero me confundí, es una película bastante curiosa de ver y está dotada de cierto rigor crítico. Sí, contiene “mensajito” para los políticos que dirigen los países más ricos de planeta. En mi opinión, aunque metafóricamente la acción esté basada en una Inglaterra futurista, sin embargo el mensaje está sobre todo dirigido a gobiernos como son los de EEUU e Inglaterra que utilizan algunos de sus medios de comunicación como vía intimidatoria para vendernos un mundo súper peligroso y cruel, lleno de violencia y terrorismo y así nos crean la necesidad de su amparo y protección.

Nuestro protagonista, que se hace llamar V (Hugo Weaving), está convencido que existe esta estrategia maliciosa por parte del Gobierno británico y se revela contra ese Gobierno dictatorial y fascista existente en Inglaterra e inicia en solitario toda una revolución contra la tiranía y la opresión de ese Gobierno totalitario que domina la nación. V tan sólo contará con una aliada para la consecución de su plan, Evey (Natalie Portman).

Sin duda, lo mejor de la película es al comienzo cuando V irrumpe la señal de transmisión de todas las televisiones de los hogares británicos y recita con su “careto” (o mejor dicho, careta) un discurso a cerca de el por qué el pueblo británico ha llegado a esa situación de sumisión y convoca a todos los ciudadanos ingleses para volar el Parlamento dentro de un año (5 de noviembre) y así acabar con esa situación de acatamiento total. Este mensaje “llega” a las gentes del pueblo británico de tal forma que consigue crear un movimiento en las calles. Sólo por ese “speech” de V merece la pena ver esta película.

Natalie Portman aprueba con nota su interpretación de Evey, fiel compañera de batallas de V. Por cierto, su rapada “a cero” a lo Demi Moore en la Teniente O`Neil, está justificado, lo requiere una escena que es esencial para la película. Su personaje Evey, tiene también frases llenas de contenido:

"Las ideas no sienten. No aman. Los hombres desaparecen, pero las ideas no pueden morir"

Lo peor del film… los últimos veinte minutos, sobre todo la escena donde V se marca un baile de cuchillos al estilo Matrix (no olvidemos que el guión de esta película es de los Hermanos Wachowski, creadores de la trilogía Matrix) que rompe con la seriedad y el criterio que mantenía la película hasta ese momento… :

"No, lo que tienen son balas y la esperanza de que cuando se les agote hayan acabado conmigo, porque de lo contrario les aniquilaré antes de que os de tiempo a recargarlas"

Tras verla, esta película despertó en mí curiosidad de saber más sobre el personaje de “V” y descubrí el cómic V de Vendetta, una verdadera joya. Publicado hace más de quince años por Alan Moore (guionista) y David Lloyd (dibujante) tiene una estética en sus ilustraciones de dibujo y colorido antiguo que le hace aún mucho más elegante. Es interesante de principio a fin, tanto por sus estilosos dibujos como por sus “intensos” textos. Además, como es lógico, el cómic complementa perfectamente a la película y, por ejemplo, se nos explica la indumentaria y máscara utilizada por V como una caracterización de un personaje histórico inglés llamado Guy Fawkes, ejecutado por el parlamente británico el 5 de noviembre de 1605 por conspiración y traición contra el Rey Jacobo I y las Cámaras del Parlamento en el llamado “El complot de la pólvora”. Desde ese día, el 5 de Noviembre se celebra en Inglaterra con la quema de un muñeco de trapo de Guy Fawkes. Su disfraz es un homenaje a este personaje histórico rebelde.
Si no la habéis visto, no penséis, como me ocurrió a mí, que por ese ropaje y máscara utilizada por V estamos ante una película poco seria. No es así, el hombre que viste con este atuendo negro y esconde su rostro bajo una misteriosa y algo “carnavalesca” máscara, dice cosas tan interesantes como:

“El artista miente para mostrar la verdad, el político para ocultarla”

“Yo al igual que Dios, ni juego al azar ni creo en la casualidad”

“El pueblo no debería temer al gobierno, el gobierno debería temer al pueblo”

“Las ideas no sienten. No aman. Los hombres desaparecen, pero las ideas no pueden morir”

Si os animéis a verla (o leéis su cómic), me contáis qué os ha parecido, ¿ok?

miércoles, 13 de febrero de 2008

CIUDAD DE DIOS (de Fernando Meirelles)

“Si huyes te cogerán, si te paras te matarán”

Esta es la carta de presentación con la que nos presentan esta película su propio cartel cinematográfico.

Y así es, tal cual. Ritmo frenético, colérico y violento desde la primera hasta la última escena. No hay tregua ni descanso alguno. No hay tiempo para coger aire. Nada, no se puede. Si te paras… te matan. Impresionante y espectacular, de verdad.

Para que os hagáis una idea, podía decirse que es un Amores perros “a lo brasileño”… pero aún con más intensidad de acción y escenas impactantes que el film mexicano. Es la ley de la selva, el libertinaje de las salvajadas, el lugar donde el valor de la vida humana es cero, o sea, nada. Todo está permitido en las calles de este suburbio humilde de Río de Janeiro llamado Ciudad de Dios.

Es el mundo de las favelas brasileñas contado con un realismo extremo (por algún lado leí que el director del film, Fernando Meirelles, contó con la colaboración de un documentalista experto en el mundo de las favelas). No obstante, los hazañas que se cuentan están basadas en hechos reales (en los créditos finales de la película aparecen fotografías de los personajes reales, de Zé Pequeño, de Buscapé…)

Me gustó que los hechos que suceden en el film estén narrados en primera persona por uno de los protagonistas, Buscapé, y además de forma retrospectiva, a través de un recorrido de tres décadas. Comienza su descripción de los hechos a finales de los años 60, cuando él tiene tan sólo 11 años y es un niño tímido e inseguro que observa a diario con asombro los robos, peleas y enfrentamientos con la policía de los otros niños del barrio. En la década de los 70, Buscapé sigue siendo decente y recatado, estudia y trabaja de vez en cuando, pero comienza a tener serias dudas de si merece la pena seguir con su vida “honesta” para poder sobrevivir en su entorno. Y finalmente a principios de los años 80 consigue lo que deseaba tener desde niño, una cámara fotográfica para alcanzar su gran sueño... ser reportero gráfico de un periódico. Contar al mundo lo que ven sus ojos a través de sus fotografías.

Buscapé representa el lado neutral entre los dos grandes bandos violentos existentes en Ciudad de Dios, uno liderado por el sangriento Zé Pequeño (que como su propio nombre indica, comenzó su andadura de criminal con muy corta edad) y el otro bando dirigigo por Cabeleira, no menos “pieza”.

Lo que más me agradó de todo el film es cuando Buscapé se plantea si merece la pena “ser buena gente” en ese escenario lleno de violencia y criminalidad existente en Ciudad de Dios. Él mismo llama a esa etapa de su vida como “una vida de gilipollas”. Es la época en la que “tontea” con el crimen sin obtener éxito alguno. Os recomiendo ver las tres escenas en las que intenta simpatizar con el crimen (escenas en un autobús, en una panadería y en un coche con un extraño). Son de lo más irónico y divertido de la película.

Todos los personajes que salen en la película no tienen desperdicio alguno. Buscapé, Zé Pequeño, Bené, Cabeleira, Sandro Cenoura, Mané Galinha, Berenice…o el grupito de los niños llamados “raterillos”. Si no la habéis visto aún pues evidentemente no os sonará ninguno, pero si os animáis a verla… son nombres que les recordaréis durante un buen tiempo. Personajes todos ellos muy, pero que muy peculiares y curiosos.

“Es un deber cívico ver Ciudad de Dios”, sugiere su trailer cinematográfico. Pero os aviso, esta película, que es una adaptación de la novela de Paolo Lins, no os dejará con “buen cuerpo” después de verla. A mi me quedó inmóvil, helado... k.o., fuera de combate. Es cierto, pero amigos, esto es lo que hay. Es el mundo duro, violento y feroz que se vive en las favelas de Río de Janeiro… “matar, robar y ser respetado”, predica uno de los personajes.

Y vosotros, ¿de qué bando sois?, ¿del bando criminal Zé pequeño o del bando no menos sangriento de Cabeleira?... ¿o por el contrario sois como Buscapé, es decir, “buena gente”?

sábado, 9 de febrero de 2008

SON DE MAR (de Bigas Luna)

“Martina, Martina, he cruzado todos los océanos de este mundo para saber que no puedo vivir sin ti”

¿Se puede decir algo más romántico al amor de tu vida?. Me encanta esta frase. No sé si es la mejor película de Bigas Luna, lo que sí se de seguro es que es mi preferida de toda su filmografía.

Esta película es poesía en sí, versos enlazados con el mar y con la sensualidad del Mediterráneo.

Martina (Leonor Watling) y Ulises (Jordi Mollá), Ulises y Martina, amor a primera vista. Amor eterno e inmortal entre olor a naranjos y fragancias de salitre.

La bella estampa de Martina sirviendo un plato de exquisita paella cautiva al joven profesor de literatura, Ulises que está leyendo un libro:

- ¿Qué lees?

.- “La Eneida

- ¿Y de qué va?

- “El Héroe Eneas y la hermosa Reina Dido, herida de amor, se preparaban para huir juntos al bosque. La Diosa Juno les dijo: allí en una cueva estaré yo presente para uniros en una lazo muy fuerte”


- Muy bonito, ¿no?… expresa Martina mostrando agradecimiento con su mirada a Ulises por su lectura. Ya no querrán estar el uno sin el otro.

En la ladera de un monte con horizonte verde y anaranjado, mientras Martina degusta una jugosa fruta mediterránea, Ulises recita sus palabras al viento:

“Del profundo mar en calma, salen dos serpientes de inmensas espirales. Por encima de las olas levantan su cresta y su pecho… mientras el resto de su cuerpo se desarrolla a flor de agua. Una de ellas ahora me aprisiona en medio de dos vueltas y me oprime con el doble anillo de su amor. Y yo, intento romper su nudo”

… y encandila a Martina que entrega su cuerpo y alma al marinero Ulises:

“…tus pechos me recuerdan al mar”

Y la mente de Ulises se llena de pensamientos…

“Agárrate al presente y no pienses en el día de mañana”

…y de reflexiones…

“Del querer al no querer hay un camino muy largo que todo el mundo corre sin saber ni cómo ni cuando”

El marinero Ulises atrapa en sus redes de pescador el corazón de Martina con sus relatos. Martina, cae hechizada de pasión escuchando sus historias:

“Si una fuerza prematura se lleva en ti una parte de mi alma, ¿qué hago yo, que soy la otra, la menos amada? Un día mismo traerá a ambos la ruina. Adonde quiera que me precedas los dos iremos caminantes dispuestos a hacer juntos el viaje sin retorno”

Pero Ulises abandona a Martina y se casa con el mar. Martina intenta poner rumbo de nuevo a su vida pero su corazón quedó anclado eternamente junto con el de Ulises en el fondo del mar.
... ... ...

“Martina, Martina, he cruzado todos los océanos de este mundo para saber que no puedo vivir sin ti”

Ulises vuelve de lo más profundo de los mares para reencontrarse con su amada Martina… Y la poesía se vuelve a encontrar con su inspiración, el amor con el mar y los versos con su musa. Martina y Ulises, Ulises y Martina se hallan de nuevo y ocultan su pasión en el “sótano de su palacio”:

“Hace mil años, una Princesa se enamoró de un viajero que había llegado su reino desde una región desconocida. Ella, temerosa de perderlo, lo encerró en el sótano de su palacio. Y cada tarde lo visitaba, y lo iba devorando de amor. Aquella mazmorra no tenía puertas ni ventanas, y la única forma de escapar era seguir amando a la Princesa como si fuera la muerte”

No he encontrado mejor manera de transmitiros las emociones que me sugiere esta película que plasmando algunas de las palabras más hermosas que brotan de la mente literaria de Ulises (Jordi Mollá) y que cautivan, seducen y enamoran a la hermosa Martina (Leonor Watling). No os he contado nada de los acontecimientos principales que en ella se relatan. Mi intención es únicamente la de contagiaros del aroma poético y literario que desprende esta bella historia, basada en la obra literaria de Manuel Vicent.

Las interpretaciones de Jordi Mollá, Leonor Watling y Eduard Fernández son de no pestañear. La música, de Piano Magic, sobrecogedora… ¿qué más os puedo expresar sobre ella?

Quiero acabar esta entrada sobre Son de Mar, tal y como empieza la película, porque recoge perfectamente la esencia narrativa de los hechos que se nos van a contar a continuación:

“Estando en la cueva el héroe y la hermosa Dido, el cielo comenzó a turbarse con una gran tempestad. La Diosa Juno, al ver a los dos amantes abrazados dio enseguida la señal. Comenzaron a bailar los relámpagos, y las ninfas empezaron a bailar en la boca de la cueva”

No dejéis de verla, ¿vale?

miércoles, 6 de febrero de 2008

TRUMAN CAPOTE (de Bennett Millar)

Tras ver a Philip Seymour Hoffman recientemente en Misión Imposible III y Punch-Drunk Love, en las que tiene unas apariciones breves pero llenas de fuerza y carácter, tenía mucha curiosidad de ver la interpretación que le ha dado su mayor reconocimiento internacional hasta la fecha, el Oscar al Mejor Actor en el año 2005.

En la actuación de Hoffman en Truman Capote no está presente la fuerza y poderío de otras películas suyas, pero no por ello deja de ser genial y sorprendente. Su interpretación es pausada, calmada, inteligente y sobrecogedora.

Aunque en el trasfondo de la película hay una buena historia (el asesinato de cuatro miembros de una familia de campesinos en un pequeño pueblo de Kansas que despierta la curiosidad de Truman Capote de investigarlo para escribir su próxima novela sobre los sucesos acaecidos), sin embargo lo verdaderamente destacable de esta película son el alzamiento de valores tan nobles como son la amistad, la compresión, y la empatía con el incomprendido, con el débil, con el que tiene todo el mundo en su contra.

El gran protagonista del film son las conversaciones (a veces son casi monólogos) que mantiene Capote con la gente que le rodea. Sus palabras en sí llenan la película. Incluso la música brilla por su ausencia, no es necesaria, la melodía son sus propias palabras.

Capote acapara el centro de atención de los que le rodean en las reuniones sociales a las que acude y encandila a todos sus oyentes con sus anécdotas y relatos que les cuenta, les hipnotiza, les deja sin habla. Es un escritor (autor de Desayuno con Diamantes”) que destila admiración y reconocimiento en los círculos intelectuales.

Están cargadas de humor e ironía las conversaciones que mantiene Capote con su amiga escritora y autora del libro "Matar a un Ruiseñor", Harper Lee (Catherine Keene). Igualmente de interesantes son las entrevistas que establece con una de las personas acusadas del asesinato que Capote está investigando. Estas charlas en la celda están repletas de empatía y compresión hacia la persona acusada. Quizás Capote llega a sentir por él algo más que compasión.

Es una película para olvidarse del estrés y prisas del devenir diario. Reina la tranquilidad, los silencios y la riqueza de las palabras. Todo ello, acompañado de una fotografía llena de belleza.

Truman Capote es una película intelectual, pausada, seria, llena de valores… pero también… es una película algo lenta y aburrida, por qué no reconocerlo. No sé si vosotros pensáis lo mismo.

sábado, 2 de febrero de 2008

LA MALA EDUCACIÓN (de Pedro Almodóvar)

Sí, ya sabía que La Mala Educación no tiene la perfección de Hable con ella… … ni su ternura, ni su guión, ni su fuerza interpretativa… ni sus magistrales silencios.

Sí, también sabía que La Mala Educación no tiene la sensibilidad de Todo sobre mi madre, ni la intensidad de Carne Trémula, ni la inteligencia de la Flor de mi Secreto… ni por supuesto el coraje y temperamento de Volver.

Pero La Mala Educación merecía una segunda oportunidad después de que me dejara sensaciones de apatía e indiferencia cuando la visioné por primera vez hace un par de años.

Todo apuntaba a que me encontraba ante otra gran película de Almodóvar cuando el film comienza con la lectura de Enrique Poded (Fele Martínez) de una noticia de periódico así de interesante:

“La ola de frío que azota Castilla–La Mancha se ha cobrado ya su primera víctima. Un motociclista muere congelado en plena Nacional número IV y continúa conduciendo 90 kilómetros después de muerto. Una pareja de guardias civiles le echaron el alto y como el motorista no reaccionó le siguieron hasta alcanzarlo. Se pusieron a su lado y le increparon para que desistiera de su actitud. Viendo que el motorista no se movía, comprendieron que algo extraño ocurría”

Pero no, no fue así. La Mala Educación, pese a tener los mismos ingredientes de otras grandes películas de Pedro Almodóvar (como es la música del maestro Alberto Iglesias o el montaje de José Salcedo) sin embargo la impresión que me ha vuelto a dejar es que es una película agridulce, incompleta y carente de emociones. La falta ritmo. No engancha, no empatiza, no ilusiona.

Eso sí, sería injusto no reconocerla que está dotada de escenas estéticamente llenas de belleza, filmadas con la maestría y elegancia que sólo Almodóvar sabe hacer. Un ejemplo de ello, son las escenas que nos evocan a la infancia de Ignacio, el niño protagonista de la historia, como es en la que está Ignacio cantando “Moon River” junto al río en presencia del Padre Manolo (Daniel Giménez Cacho). O la escena en la que Ignacio está jugando al fútbol y se fija por primera vez en el gran amor de su vida, Enrique.

También hay escenas con buena dosis de humor como es la que protagoniza Paquito (Javier Cámara), el amigo “afeminado” de Ángel (Gael García Bernal), en la que roba el cáliz, la jarra y las vinagreras de la parroquia del Padre Manolo. Incluso hay algún cameo con cierta gracia de ver para el espectador, como es el que hace al final de la película Leonor Walting (protagonista en Hable con ella), entrando en un coche junto a Gael García Bernal.

Por cierto, viendo la interpretación que hace Javier Cámara en La Mala Educación (nada comparable con su gran papel de enfermero que encarnó en Hable con ella), me surge la siguiente pregunta… ¿por qué un actor de la talla de Javier Cámara para interpretar a su personaje de homosexual afeminado se limita a imitar literalmente al personaje que interpretó magistralmente Antonia San Juan en Todo sobre mi madre?... De verdad, no exagero nada, si no la habéis visto, os invito a hacerlo para que me digáis si a vosotros os da la misma sensación. Y la prueba más evidente es en la escena donde comparte una raya de cocaína con Ángel (Gael García Bernal) y le dice: “Ponme otra. Tú ya sabes que yo creo en la pareja. Dos polvos, dos rayas, dos amigas”….¡¡es Antonia San Juan!!!

¿Lo mejor de la película?...se pueden destacar las interpretaciones de Gael García Bernal y de Fele Martínez, que sin ser las mejores actuaciones de sus carreras, sin embargo hay que reconocerles el enorme esfuerzo interpretativo que hacen para que nos podamos creer los personajes complejos que protagonizan. También son dignas de destacar las interpretaciones de LLuis Homar y la de Francisco Boira encarnando a un Ignacio transexual y yonki de un realismo impresionante.

Pero sin alguna duda, me quedo con la magnífica fotografía y color del film (el Director de fotografía es José Luis Alcaine) y sobre todo la banda sonora compuesta por Alberto Iglesias. Hoy por hoy no hay otro compositor en el cine actual que ponga tanto sentimiento y sensibilidad creativa en sus composiciones. Un genio.

Vosotros, ¿habéis visto La Mala Educación?... ¿y qué sensaciones os provocó?