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miércoles, 13 de febrero de 2008

CIUDAD DE DIOS (de Fernando Meirelles)

“Si huyes te cogerán, si te paras te matarán”

Esta es la carta de presentación con la que nos presentan esta película su propio cartel cinematográfico.

Y así es, tal cual. Ritmo frenético, colérico y violento desde la primera hasta la última escena. No hay tregua ni descanso alguno. No hay tiempo para coger aire. Nada, no se puede. Si te paras… te matan. Impresionante y espectacular, de verdad.

Para que os hagáis una idea, podía decirse que es un Amores perros “a lo brasileño”… pero aún con más intensidad de acción y escenas impactantes que el film mexicano. Es la ley de la selva, el libertinaje de las salvajadas, el lugar donde el valor de la vida humana es cero, o sea, nada. Todo está permitido en las calles de este suburbio humilde de Río de Janeiro llamado Ciudad de Dios.

Es el mundo de las favelas brasileñas contado con un realismo extremo (por algún lado leí que el director del film, Fernando Meirelles, contó con la colaboración de un documentalista experto en el mundo de las favelas). No obstante, los hazañas que se cuentan están basadas en hechos reales (en los créditos finales de la película aparecen fotografías de los personajes reales, de Zé Pequeño, de Buscapé…)

Me gustó que los hechos que suceden en el film estén narrados en primera persona por uno de los protagonistas, Buscapé, y además de forma retrospectiva, a través de un recorrido de tres décadas. Comienza su descripción de los hechos a finales de los años 60, cuando él tiene tan sólo 11 años y es un niño tímido e inseguro que observa a diario con asombro los robos, peleas y enfrentamientos con la policía de los otros niños del barrio. En la década de los 70, Buscapé sigue siendo decente y recatado, estudia y trabaja de vez en cuando, pero comienza a tener serias dudas de si merece la pena seguir con su vida “honesta” para poder sobrevivir en su entorno. Y finalmente a principios de los años 80 consigue lo que deseaba tener desde niño, una cámara fotográfica para alcanzar su gran sueño... ser reportero gráfico de un periódico. Contar al mundo lo que ven sus ojos a través de sus fotografías.

Buscapé representa el lado neutral entre los dos grandes bandos violentos existentes en Ciudad de Dios, uno liderado por el sangriento Zé Pequeño (que como su propio nombre indica, comenzó su andadura de criminal con muy corta edad) y el otro bando dirigigo por Cabeleira, no menos “pieza”.

Lo que más me agradó de todo el film es cuando Buscapé se plantea si merece la pena “ser buena gente” en ese escenario lleno de violencia y criminalidad existente en Ciudad de Dios. Él mismo llama a esa etapa de su vida como “una vida de gilipollas”. Es la época en la que “tontea” con el crimen sin obtener éxito alguno. Os recomiendo ver las tres escenas en las que intenta simpatizar con el crimen (escenas en un autobús, en una panadería y en un coche con un extraño). Son de lo más irónico y divertido de la película.

Todos los personajes que salen en la película no tienen desperdicio alguno. Buscapé, Zé Pequeño, Bené, Cabeleira, Sandro Cenoura, Mané Galinha, Berenice…o el grupito de los niños llamados “raterillos”. Si no la habéis visto aún pues evidentemente no os sonará ninguno, pero si os animáis a verla… son nombres que les recordaréis durante un buen tiempo. Personajes todos ellos muy, pero que muy peculiares y curiosos.

“Es un deber cívico ver Ciudad de Dios”, sugiere su trailer cinematográfico. Pero os aviso, esta película, que es una adaptación de la novela de Paolo Lins, no os dejará con “buen cuerpo” después de verla. A mi me quedó inmóvil, helado... k.o., fuera de combate. Es cierto, pero amigos, esto es lo que hay. Es el mundo duro, violento y feroz que se vive en las favelas de Río de Janeiro… “matar, robar y ser respetado”, predica uno de los personajes.

Y vosotros, ¿de qué bando sois?, ¿del bando criminal Zé pequeño o del bando no menos sangriento de Cabeleira?... ¿o por el contrario sois como Buscapé, es decir, “buena gente”?