
¿Tenéis hoy un día de esos tristones y tontos en los que uno siente apetencia y rechazo con todo lo que le rodea... y en los que uno está enfadado con el mundo sin saber muy bien por qué?... Pues entonces… ¡no es un buen día para que os animéis a ver
Pudor!... Vamos, más bien ni se os ocurra hacerlo porque de lo contrario... os hundirá en la mayor de las miserias y acabará de rematar por completo vuestro "maravilloso" día… Y claro, tocaréis fondo (como les ocurre a los propios personajes de
este film).
Estamos seguramente ante
una de las películas más deprimentes y tristes del cine español más reciente. En
Pudor cada personaje está perdido, sin rumbo, sin metas… sin nada. En
Pudor cada uno de sus personajes saca a relucir de su personalidad justamente lo que no hay que mostrar al mundo: el lado oscuro y más personal e íntimo de cada uno. Es decir, las rarezas y las paranoias más íntimas que tenemos cada uno de nosotros (¡y que todos tenemos alguna!... pero que hay que dejarlas y aparcarlas ahí, en la intimidad y privacidad de cada uno.
"Pudor es una mirada a la intimidad, a los deseos, obsesiones, secretos y miedos que no confesamos ni siquiera a quienes más queremos. Ese pudor conduce a la incomunicación y a la soledad"... nos cuenta con mucho acierto la Web de
La Butaca.net
Por un lado tenemos a un niño (con aires de
Harry Potter) listillo, rebelde y un poco insoportable, a un padre de familia (
Nancho Novo) con el miedo metido en el cuerpo por su futuro incierto que se le avecina, a una madre (
Elvira Mínguez) desconcertada con su atractivo sensual y perdida en su propia sexualidad, a una hija (
Lorena Mateo) sufriendo su adolescencia e inclinación sexual, a un abuelo (
Celso Bugallo) perdido en sus recuerdos y amores no correspondidos… Como veréis, estamos ante todo un círculo repleto de historias decadentes y entrelazadas entre sí (al menos familiarmente hablando).
Ya sabíamos que la vida no es un camino de rosas pero no se si me apetece que me lo recuerden con tanta dureza y tristeza… Ahora, eso sí, hay que reconocer el trabajo serio y bien realizado el que firman
los hermanos Ulloa,
David Ulloa y
Tristán Ulloa, que nos dejan un film de los que no permiten ni un respiro ni una sonrisa al espectador.
En Pudor no hay tregua alguna. Es la vida misma en su faceta más dura y cruel.
“Es la primera vez en mucho tiempo que alguien me habla de lo que siente realmente… ¿Sabes? A mí también me gustaría hablar lo que siento… y creo que contigo podría hacerlo, si a ti te parece bien, claro”